DEL CREPÚSCULO AL AMANECER
Domingo 30 de agosto de 2015. Héroes y Senegal
jugaban la promoción para definir el descenso a la B de LAFO. El resultado,
días más tarde anecdótico, de 1 a 0 mantenía a los de JR en la A y mandaba a
los africanos a ningún lado. 27 de diciembre de 2015, casi 4 meses más tarde,
los equipos se disputaban en la última fecha del torneo clausura el campeonato
de la A. Ambos equipos pasaron, en menos de cuatro meses, del ocaso
futbolístico, lleno de dudas, de huecos y falto de goles, a un sol de certezas,
confianza y victorias. No es
una película de Tarantino, no pasó en TNT, ni en Los Simpsons; sólo en LAFO.
Ambos equipos tuvieron su propia metamorfosis.
Vaya uno a saber cuál fue la de Senegal, pero bien sabemos la de Héroes. Su primera
propuesta fue mantener el arco en cero, empatar y saber que los goles y las
victorias iban a comenzar a llegar. Ganar confianza era la primera clave. Después,
mantener plantel largo. Salvo en raras excepciones, hubo siempre dos o tres
cambios como mínimo. El DT. JR volvió a la sombra de la parra para dirigir a su
Héroes querido y hacer todavía más grande su vitrina de logros como técnico del
equipo que lo vio crecer. Y Pato. Que más decir, del salvador futbolístico, el
director de la orquesta en la que tocan JP, Sergito, Facu y todos los demás. El
goleador fue vital en la segunda mitad del torneo.
Asi, con esos ejes como estandarte, se comenzó
a tejer ese sueño de unos pocos, esperanzados desde la cábala del cambio de
camisetas. Los pibes (ya no tan pibes, la mayoría de ellos) eran los mismos que
el campeonato pasado. Volvió a jugar JP más seguido, se sumó Emi, luego su
hermano, a veces Chocogol y nadie más. Después, eran todos los mismos. Los Cuattromo,
los Garoni, los Rodil, los Vallarino y ahora los Pérez. Mas algún Caballero,
otro Adorno, un Costa, un Pessano, un Dias, un Pablito (supongo que su apellido
no es “Cuervo”, como está agendado en la mayoría de los teléfonos de los
jugadores de HdelW), un Ifran, un Laudonio y a veces un Chapu. Con eso basta. O
no. Pero son los mismos de siempre y es lo que importa.
Postergó su festejo varios años. Las cuentas
son confusas, ya que algunos cuentan el inicio de este equipo en otro torneo,
otros desde que comenzó a jugar en LAFO y algunos desde que volvió, en 2007, ya
en el INTA. Sean 8, 11 o 15 los años, para el caso es un montón de tiempo
viendo como otros daban la vuelta mientras ellos, los mismos de siempre, se
conformaban con el Capicúa en la tabla. “No perder más de lo que ganamos” era
el lema de un equipo mitad de tabla. A veces, se inspiraban y le mojaban un
poco la oreja a los de arriba, pero no pasaba siempre.
Hasta que un año, el 2015, un año de un casi
descenso, se convirtió en el año del campeonato. Se le había negado en la D, en
la C y en la B. Habían sido dos veces sub campeones, pero nunca habían logrado el
trofeo mayor. Y se dio en la A, ante el poderoso Taladro, el taquillero Bebe y
el sorpresivo Senegal. Los “pibes” lo van a festejar todo el verano, se van a
ir de vacaciones con el sabor de ser campeones y cuando vuelvan a sus casas van
a poder ver el trofeo luciendo la tierra hogareña en alguna repisa, junto a la
foto de hijos, sobrinos o pareja. Y van a saber que ese trofeo está vigente,
que todavía son los campeones y lo van a seguir siendo por unos cuantos meses
más. Y todo lo demás será cuento, porque los campeones son Héroes del Whisky,
con sus panzas, sus canas, las peladas y las mañas. Equipo de antinflamatorio,
átomo, venda y rodillera. Porque si hay edad, que no se nota, total, la tapamos
con el trofeo!
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